- Hola buenos días, mi café esta recalentado, venía corriendo para conectarme y no me he parado ni a poner la cafetera, con lo que quedaba del desayuno de ayer ya estoy lista, ¿me he perdido algo? -
- No todavía no, andamos esperando a Silvia que tenía que llevar a su hijo el mayor al pediatra -
- Holaaaaaaaaa ya estoy aquí, con unas pastitas suecas que me compre del ikea el sábado y con un té de hierbas "que quita el sentiö"...¿no estaréis aún en batín?....
- Pues no te creas que no apetece, yo tengo la bata-manta echada por encima que estoy destemplada, claro que es que por aquí estamos a menos seis grados -.
- No me das ninguna envidia jjjj, yo tengo un sol esplendido entrando por mi ventana-
- ¿Cuántas somos hoy?.. que bien cada día somos mas -
Algunas estamos sin trabajo, buscando cómo locas una oferta de empleo aunque sea para limpiar baldosas con los dientes por un poco de dinero para poder comer durante la semana. Otras estamos trabajando precisamente de estar en Facebook dando difusión y unidas a varias plataformas feministas.
Esto del café del jueves, empezó siendo algo casual, la tontería de estar en Facebook y al tiempo que te apetece un café o un té y lo publicas por si alguien se suma a la propuesta, se pasa al dialogar en privado y una cosa lleva a la otra.
Al final habilitamos un espacio, dónde quedar a los jueves a las diez, es nuestra cafetería virtual, ese sitio dónde puedes estar con Maca la de Santander y con Gertru la de Sevilla, al mismo tiempo.
Me uní al café de los jueves, cuando conocí a una chica amiga de una amiga que tenía agregada al messenger. Le conté que estaba encerrada en casa, sin poder salir, porque temía que mi ex marido sobre el que pesaba una orden de alejamiento, se la saltase y me matase. Me pasaba el día con la medicación que el psiquiatra me había recomendado y era una especie de mujer vegetal puesta en barbecho, no tenía ganas de nada y aunque alguna de mis amigas me pedía salir a pasear con ella, yo no me atrevía a poner la vida de mi gente querida en peligro, ni tampoco la mía. Detrás de poner una denuncia por malos tratos, hay historias de mujeres que tenemos muchas cosas que contar, y puedo aseguraros que mi caso, no era aislado. Nosotras tememos por nuestras vidas, pero mas tememos por la de nuestros hijos e hijas que son criaturas inocentes y por la de nuestras familias si intentan ayudarnos. Pagas muy caro el haberte enamorado de un psicópata.
Me uní al café pensando que sería un poco mas de lo mismo, "tienes que salir" "lo mas difícil ya lo has hecho" "tu vales mucho"y esas cosas que la gente te dice y se agradecen mucho, pero que realmente cuando te sientes un mueble, que no sirve para nada, son de poco consuelo.
Cuando llegue a la cafetería cybernética, andaban hablando todas sobre lactancia materna, el tema se desvió acerca de la fuerte "fuerza de gravedad" que esta ejerce sobre los senos, y cada una fue soltando una mayor, hasta que irremediablemente me sorprendí a mi misma en el salón de casa, riéndome a pierna suelta.
No hable mucho, admito no estar participativa hasta la quinta o sexta semana que acudí al café. Tenía la sensación de conocerlas a todas y en realidad poco o nada me apetecía de contar acerca de mi situación. Se proponía hacer una lluvia de ideas con dos o tres mujeres acerca de sus cosas. Recuerdo que Ana tenía y tiene un hijo que es cómo seis, y que la lleva de cabeza. Ella quería hacer cosas diferentes con la educación del niño y desterrar el estereotipo de que el niño hiperactivo si no es con medicación no tiene cura. Y entre todas fuimos añadiendo sugerencias que Ana apuntaba religiosamente en su libreta de las ideas, que todas tenemos delante.
Ibamos turnándonos para poner la cámara web y vernos las caras y poner rostro y finalmente con las mas allegadas quedar a tomar algo en presencia. Ese café se convirtió en la motivación de cada jueves por la mañana, en una reunión con las amigas, en un compartir desde recetas hasta ideas para sobrevivir con un euro al día.
Recuerdo cuando tenía dieciseis años, ese café con mis amigas el viernes por la tarde para programar el fin de semana, lo añoraba durante toda la semana y cuando llegaba, era el momento especial. El momento de las Diosas... y ahora después de tantas vivencias, en este café, he encontrado una motivación para seguir adelante.
¿Te apuntas al próximo café?----como norma sirve el café la última en llegar, así que no llegues tarde.
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